Una perla y un diamante también

Reunía en sí tantas y tamañas calidades, tanto valor, era, de hecho, una persona luminosa.
Manipulando las imágenes que aún guardo en mis archivos (no olviden: ¡Soy un registrador!) veo cuanto sus gestos eran delicados, suaves. Hasta diría que eran gestos femeninos. Tenía la costumbre de expresar los fraseados musicales más complejos con el movimiento gracioso de sus manos. Puedo decirles que casi "veía" la música, con sus asombrosas y misteriosas arquitecturas.
Pero Gustavo era también un hombre vehemente. Apasionado. A veces era duro, empedernido, pero su genio no permitía que fuera menos que un diamante. ¡Un lindo diamante!
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