Eli-u for us
      Hace unos años recorrió Buenos Aires un fantasma apodado El Príncipe. 
    Se trataba de la obra bastante secreta del uruguayo Gustavo Pena (1955-2004), un guiño cómplice entre pocos que tenía sustento: las canciones del Príncipe eran -son- brillosas, melancólicas y básicamente dueñas de una extraña originalidad. 
Tras su muerte, su hija tomó la posta. Con una voz chiquita y entonada, swing al cantar y debatiéndose entre arreglos pop y jazzísticos, Eli-u Pena se sumergió en parte del repertorio de su padre quizás como una misión. 
Aquellas viejas canciones oblicuas, surreales, filosóficas, adquieren en el tratamiento de Eli-U y su banda un lustre fresco, liviano y denso al mismo tiempo. Algunas joyas: Creo en los elefantes, Palomas y plazas, Leves señales. 
El Príncipe construyó una cosmogonía; Eli-u la recorre con autoridad genética y artística.
    